lunes, 12 de abril de 2010

Yo no la siento


Leyendo el boletín semanal que me envían al mail sobre diversas ofertas y concursos me paro en una línea donde ofertan un concurso para jóvenes sobre ensayo acerca de la UE. Este ensayo tiene que versar sobre el título “¿Te llega la UE a ti?” Estas cosas hacen que me pongan de mala leche nada más levantarme; luego que nadie se extrañe que vaya soltando pestes cuando conduzco….

¿Pretenden que digamos que sí, que siento en mis carnes la UE todos los días? Y eso a que ayudará al presidente de la UE, a los dirigentes y estrategas que toman tan malas decisiones todos los días? Pretenden que reforcemos su ego con palabras que les alabaran y que admiremos el gran trabajo que están realizando en todos los países y regiones que componen la Unión Europea.

Yo les diría lo que están construyendo: un futuro donde no veo nada bueno, más guerras, más consumo (fundamental, ojo) degradación del medio ambiente sin vuelta atrás, creación de fronteras tanto físicas como económico-financieras y exclusión de los extranjeros, etiquetándolos de “los otros”, aquellos a los que hay que tenerles miedo, aquellos que pueden meternos sus células terroristas sin que nos demos cuenta dentro de nuestro Estado-nación-frontera (casi ya inexistente pero que quieren sacarle hasta la última gota) y que nos dinamiten la seguridad reconfortante de nuestras casas blindadas y de nuestros centros comerciales artificiales.

Con todo esto quiero decir que siento que la UE me defrauda como institutción supranacional, jugando a ser estrategas del “Risk” todos los días. No me centro en las ayudas económicas que llegan a nuestras comunidades autónomas sino que apelo al sentimiento de pertenencia o apoyo que yo siento hacia ella. Para mí realmente les falta fuerza y les sobra egocentrismo europeísta. Tal y como nosotros nos hemos vuelto consumidores egocéntricos e individualistas, ellos han hecho lo mismo, adoptando una política de seguridad y riesgo máximo, favoreciendo el mercado privado llegando a extremos que se salen del sentido común, (pongo el ejemplo del famoso Plan Bolonia)… en fin, tirando hacia lo suyo.

¿No es hora ya de dejarse de juegos y empezar por un cambio social?