domingo, 23 de mayo de 2010

Oso


Míralo. Este es mi osito. Es EL osito. No tiene nombre ni tampoco quiero ponérselo. Él siempre me ha acompañado. Me lo regalaron el día que nací y desde entonces no ha salido de mi vida. Y tengo la certeza de que nunca lo hará, lo cual resulta un enorme alivio. Siempre ha estado ahí, a veces ha sido el rey de mi cama, a veces no lo he tratado bien. No tiene hocico porque de pequeña se lo arranqué, aunque no lo recuerdo como una experiencia traumática para mí, a pesar de ser una salvajada en el mundo adulto, y él tampoco me lo ha reprochado nunca, sino que siempre ha mantenido su sonrisa interior, escondida detrás de esa mirada silenciosa.

Él es un osito ecléctico, tiene manchas multicolores por todo su cuerpo y es rosa apagado -por el paso del tiempo-, aunque no penséis que es homosexual, pues aquí no se trata de etiquetar (aunque me hubiera dado igual). Entre nosotros hay una relación libre de todo, el me quiere no porque sea una chica, sino porque soy una persona, y yo le quiero a él como osito que es. No existen todos esos ruidos del mundo de los humanos.

Me ha visto en todos los estados de ánimo por los que he pasado a lo largo de mi (casi) primer cuarto de vida. Él ha escuchado las palabras que no he pronunciado pero que las he soltado de alguna forma, y las ha captado y en silencio me ha comprendido. Ha sido realmente una suerte que él se cruzara en mi vida este pensamiento es correspondido también por su parte, así me valora más y se da cuenta de que perderme sería una tontería enorme. Poco a poco he ido construyendo mi amor hacia él. Me ha visto en todo tipo de situaciones y aún así siempre me ha apoyado, hiciera lo que hiciera (no penséis que soy una mala persona, sino nuestra relación no sería tal y como es).

Ha logrado sobrevivir y ha aguantado a mi lado, todo el paso del tiempo que se refleja en sus ojitos llenos de ralladuras, que muestran las miles de aventuras que ha vivido junto a mí. Ha sobrevivido a las Barbies, los Ponys, la Game Boy y los juegos de mesa lo cual lo considero todo un logro ya que siendo hija única tenía sobreestimulación de juguetes en mi cuarto, aunque a veces las cosas más simples son las que mejor funcionan y más divierten, sin complicaciones. Esto hace que mi admiración hacia él crezca cada día y que nuestra mutua confianza sea sólida y estable.

Es, junto con mis padres, el ser que ha estado más tiempo conmigo, y aunque el tiempo pasa y las relaciones van cambiando, la nuestra se ha hecho realmente fuerte y siento que nunca me abandonará ni yo a él. Aquí el miedo al abandono no existe.


Teoría de los Sentimientos


Ahora mismo mis sentimientos son como las cuerdas o hilos de la Teoría de Todo. Si mis sentimientos fueran analizados por la física cuántica se podría comprobar que tengo dentro un mundo completamente caótico, al igual que los pequeños microcosmos donde se mueven los gravitones. No hay por donde cogerlos, saltan, se mueven, vibran, explosionan e implosionan de forma fugaz y sin sentido. Se mueven por un impulso oculto e inconsciente, pasan de una forma a otra, no sé a qué atenerme. Es como si fuera arrastrada por ellos, no tengo rango de acción, estoy a su merced, mi interior vibra y se contorsiona sin medida. Aquí toda regla o hipótesis saltan por los aires, no coincide con las normas que he venido aplicando hasta ahora; no hay vara para medir lo que está ocurriendo, no se han inventado todavía los instrumentos para aprehender esto que me está ocurriendo. ¿Tengo que permitir el caos o debería intentar dominarlo, establecer un orden, unos patrones de respuesta a determinados estímulos para lograr domesticar? El orden, a través de la Teoría de la Relatividad, nos permite saber más sobre esos gigantes del Universo y resulta maravilloso. Sin embargo, el caos sólo puede ser superado cuando llegue la siguiente etapa, donde salga algo nuevo, diferente a todo lo anterior, caos solo es una fase… O quizá no, quizá está en todo el trasfondo de la vida, en esta vida de constante cambio y hay que aceptarlo y aprender a convivir con él, a hacerse su amigo.

Llegado a este punto de reflexión excesiva y abrumadora, lo mejor es dejar al caos que se haga, evolucione y se destruya a través de la dimensión tiempo. Debe pasar…. O quizá al final termino perdiéndome en corrientes circulares en el tiempo, y vuelvo al inicio, en un bucle que nunca termina.

domingo, 2 de mayo de 2010

Virtual Reality